- El arranque: debe hacerse sin pisar el acelerador; además, evita siempre que puedas, parar y arrancar de una forma rápida y brusca.
- Cambia de velocidad: cambia de velocidad antes para mantener las revoluciones del coche bajas.
Vehículo a gasolina: cambia de marcha alrededor de las 2.000/2.500 RPMS
Motor diésel: el cambio debe hacerse en las 1.500/2.000 RPMS.
Si por la velocidad te orientas mejor: segunda marcha a los dos segundos o seis metros, tercera marcha a partir de unos 30 km/h, cuarta marcha a partir de unos 40 km/y cambia a quinta marcha a partir de unos 50 km/h. - Velocidad constante: evita frenazos y arranques bruscos, además de cambios de marcha innecesarios. De esta manera ganas tú y el resto de conductores, ya que contribuye a mejorar la fluidez de la circulación.
- La parada: si se prolonga más de un minuto, para el motor, así ahorrarás combustible además de contribuir a cuidar el medio ambiente.
- La presión: circular con una neumáticos inferior a la recomendada aumenta el consumo. Recuerda comprobarla al menos una vez al mes y antes de un viaje largo porque una baja presión del neumático aumenta el consumo de carburante y las emisiones de CO2.
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